A finales de los años 80, la tecnología que desembocaría en la
plataforma GeneChip fue desarrollada por cuatro científicos, en Affymax: Stephen Fodor, Michael
Pirrung, Leighton Read y Lubert Stryer. El proyecto original estaba destinado a
la construcción de péptidos sobre chips, pero desembocó en la capacidad para
construir secuencias de DNA sobre chips. La aplicación práctica de esta idea se
llevó a cabo por la empresa Affymetrix, que comenzó a actuar como una compañía
independiente en el año 1993.
Los biochips, por tanto, surgieron de la combinación de las técnicas microelectrónicas y el empleo de materiales biológicos. Se basan en la ultraminiaturización y paralelismo implícito y se concretan en chips de material biológico de alta densidad de integración válidos para realizar distintos tipos de estudios repetitivos con muestras biológicas simples.
Si en los microchips empleados en los ordenadores se consigue una alta
densidad de integración de circuitos electrónicos en una oblea de silicio, en
los biochips se logra una alta densidad de integración de material genético en
una oblea de silicio, cristal o plástico.
Los biochips están divididos en unas pequeñas casillas que actúan cada una a modo de un tubo de ensayo en el que se produce una reacción. El número de estas casillas es muy elevado, llegando incluso a los centenares de miles.
Cada casilla del chip posee una cadena de un oligonucleótido, que puede corresponder a una sección del gen de estudio (cuando se conoce su secuencia) o a mutaciones del mismo. Debido a la extrema miniaturización del sistema se pueden analizar en un único chip todas las posibilidades de mutación de un gen simultáneamente. Solo aquellos fragmentos de DNA que hibriden permanecerán unidos tras los lavados y dado que se conocen las secuencias y posiciones de los oligonucleótidos empleados, tras los lavados se produce el revelado que consiste en introducir el chip en un escáner óptico que va a ser capaz de localizar, mediante un proceso similar a la microscopía confocal, las cadenas marcadas con el fluorocromo. Un ordenador analiza la información procedente del escáner y ofrece el resultado.
Otro tipo de diseño permite la cuantificación de la expresión de múltiples genes simultáneamente.
La potencia de estos sistemas trae consigo la obtención, en tiempos muy breves, de grandes volúmenes de información, (secuencias, mutaciones, datos de expresión génica, determinaciones analíticas de interés clínico, screening con fármacos) que necesitan ser gestionados con técnicas bioinformáticas para extraer conocimiento de utilidad en la investigación biomédica.
Parece que el futuro pasa por la integración de estas nuevas técnicas en
el entorno clínico haciendo posible el concepto de análisis y diagnóstico en el
"point-of-care". La revista Science destaca esta tecnología como uno
de los 10 avances científicos más significativos del año 1998.
La nomenclatura empleada para referirse a estas nuevas tecnologías es diversa y comienza por el término más general que es el de "Biochip" y hace referencia al empleo de materiales biológicos sobre un chip. Otros términos más específicos son: "DNA chip", "RNA chip" (según el material empleado) y "Oligonucleotide chip" o "DNA microarray", que hacen referencia al material y a la forma en la que se construye el chip. Existen también unos términos comerciales con los que referirse a los biochips que varían dependiendo de la tecnología empleada.
Aplicaciones de los Biochips
A pesar de ser una tecnología muy reciente y que, por lo tanto, está aún
en vías de experimentación, actualmente los biochips están siendo aplicados en:
1. Monitorización de expresión génica:
permite determinar cuál es el patrón de expresión génica y cuantificar el nivel
de expresión de manera simultánea para un elevado número de genes. Esto permite
realizar estudios comparativos de activación de determinados genes en tejidos
sanos y enfermos y determinar así la función de los mismos.
2. Detección de mutaciones y
polimorfismos: Permite el estudio de todos los posibles polimorfismos y la
detección de mutaciones en genes complejos.
3. Secuenciación: Mientras que se han diseñado
algunos biochips para secuenciación de fragmentos cortos de ADN, no existe aún
en el mercado ningún biochip que permita secuenciar de novo secuencias largas
de ADN.
4. Diagnóstico clínico y detección de
microorganismos: Posibilitan la identificación rápida empleando unos marcadores
genéticos de los patógenos.
5. Screening y toxicología de fármacos: el
empleo de los biochips permite el analizar los cambios de expresión génica que
se dan durante la administración de un fármaco de forma rápida, así como la
localización de nuevas posibles dianas terapéuticas y los efectos toxicológicos
asociados.
6. Seguimiento de terapia: los biochips
permiten valorar rasgos genéticos que pueden tener incidencia en la respuesta a
una terapia.
Medicina preventiva: El conocimiento y posible diagnóstico de ciertos
caracteres genéticos asociados a determinadas patologías permite una prevención
de las mismas antes de que aparezcan los síntomas.
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